domingo, 29 de noviembre de 2009

Dos meses de viaje

Ya han pasado dos meses desde que iniciamos nuestra aventura de dar la vuelta al mundo. Si tuviéramos que describir muy brevemente como nos sentimos, lo primero que diríamos es que han pasado volando. Nos gusta la sensación de libertad que te da el no saber en qué día estás (un día en el retiro de yoga estuvimos como 15 minutos entre varias personas, para intentar saber qué día de la semana era y hasta que no nos trajeron un calendario no salimos de dudas).

Hoy en día gracias a internet, aún en los sitios más remotos, puedes estar conectado con tu familia y amigos. Es genial poder estar en contacto con la gente a la que quieres tan frecuentemente incluso estando tan lejos. En nuestros primeros viajes, cuando los móviles no se estilaban tanto ni había cobertura en tantos sitios, tenías que conjugar el encontrar una cabina para llamar, llevar monedas sueltas y que la hora en España fuera razonable para llamar por teléfono. Todo esto hacía que pasaran muchos días sin comunicación alguna, con la consecuente preocupación por falta de noticas por ambas partes. En este viaje nos hemos conectado a internet varias veces por semana, tenemos skype en el ordenador y llevamos el móvil con nosotros, sobre todo para los sms. Cada vez que hablamos con alguien o recibimos mensaje de algún amigo o familia nos hace muy felices y nos da la sensación de estar mucho más cerca de lo que estamos.

Aunque los días vuelan, nos parece increíble que ya llevemos dos meses lejos de casa y es que, cuando echamos la vista atrás, los primeros días del viaje nos parecen muy lejanos, como si hubiera pasado una eternidad desde entonces. Hace poco nos acordábamos de cuando llegamos a la India y cogimos el primer tren a Varanasi… qué extraño nos parecía el país y en cierta manera qué hostil por la cantidad de gente, la suciedad, la pobreza tan evidente. Cuando salimos del primer tren, dimos gracias que un guía había venido a buscarnos al mismo vagón con un cartel con nuestro nombre (por la sensación de agobio con que te encuentras). Ahora todo eso queda muy lejano y las estaciones de tren son casi como nuestra casa (después de coger 7 trenes pasar más de 100 horas en ellos, nos movemos como pez en el agua).

De los dos países que hemos visitado:

1) India es un país tan diverso, tan rico culturalmente y tan distinto a Occidente que cuando menos es interesante conocerlo. Como dice mucha gente, no deja indiferente a nadie, y hay comentarios para todos los gustos siendo Delhi, Mumbai y la zona de Rajasthan los destinos que más comentarios dispares generan. De lo que hemos visto, nos quedamos con:
a. el paseo en barca por el Ganges en Varanasi
b. el Taja Mahal en Agra
c. los templos de Ranakpur, la vista en el lago Pichola de Udaipur, la ciudad de Jaisalmer y el fuerte de Jodhpur, todo ello en Rajhastan
d. los restos de templos y palacios en el paisaje único de Hampi
e. y por supuesto, la experiencia tan fantástica que tuvimos con la Fundación Vicente Ferrer en Anantapur.

Para volver en un futuro, nos hemos dejado algún sitio de los que generan comentarios unánimes por su belleza, pero que no hemos tenido tiempo de ver. Estos son, el estado de Kerala en el Sur y Ladahk y Sikkim en la zona de los Himalayas.

2) Nepal nos encantó desde el principio. Resulta espectacular la llegada en avión y contemplar la cordillera de los Himalayas (por cierto, si alguien piensa en ir, hay que coger asiento izquierdo en la llegada al país y derecho en la salida para ver la cordillera). Sin duda, para los amantes de la montaña este es su paraíso en la tierra, por la cantidad de actividades que se pueden hacer como trekking, raftings, paragliding…. Aquí, como en India, también nos hemos dejado cosas para ver, y por ello nos gustaría volver en un futuro y hacer alguno de los trekkings más famosos que hay como el de la vuelta a los Anapurnas hasta Jhonson, el del glaciar de Gyoko, el de Langtang o el de Mustang.

Hay mucha gente que en los ocho meses que estamos viajando nosotros, los dedica sólo a la India o a 2-3 países como mucho. Nosotros aunque no lleguemos a profundizar tanto, nos encanta el cambiar de país cada cierto tiempo porque es cómo planificar unas nuevas vacaciones de nuevo. Ahora que vamos camino de China con nuestra guía Lonely Planet recién comprada, estamos como niños con zapatos nuevos. Vamos leyendo las distintas regiones que hay, qué hay de interesante en cada una de ellas y a partir de ahí diseñaremos nuestros 15 días sobre la marcha y con mucha flexibilidad.

jueves, 26 de noviembre de 2009

Trenes en la India

NOTA: debido a las trabas que hay en China para acceder a determinadas paginas webs y blogs, no hemos podido subir imágenes al blog aunque las pondremos mas adelante.

Una de las formas más típicas de moverse por la india es en tren, ya que tienen bastante frecuencia y cubren casi todo el país (excepto zonas remotas de la montaña). Para reservar plaza se puede hacer vía online a través de http://www.irctc.co.in/ y se puede buscar todas las conexiones de trenes en http://www.indianrailways.gov.in/. También se puede hacer a través de agencias, aunque previo pago de una comisión. La mejor opción de todas, si ya se está en la India es ir a las estaciones grandes de trenes que tienen oficina para turistas, ya que no cobran comisión y lo mejor de todo, siempre tienen billetes. Esto es muy importante, porque por muchos vagones que tengan los trenes, siempre van llenos. Por ejemplo, para el tren Delhi-Anantapur, llevábamos dos semanas mirándolo en internet y siempre estábamos en lista de espera, en las agencias tampoco tenían plazas y cuando fuimos a la estación de New Delhi nos dieron billetes para ese mismo día.

Después de pasar un montón de horas viajando en tren por la India, hemos probado casi todas las clases. Todas menos la clase sin reserva, que no nos hemos atrevido ni para trayectos cortos!. En esta clase no tienes asiento reservado y se puede subir tanta gente como quepa (en asientos y suelo). Los asientos son corridos y de madera. Según las guías no debías cogerlo a no ser te gustaran las experiencias duras o que fueras inusualmente pobre, porque eso sí, son prácticamente gratis.

En general, hay primera, segunda y tercera en dos tipos de clases, sleeper y aire acondicionado (ac). En primera hay dos literas, en segunda cuatro y en tercera seis (más dos en el pasillo tanto en segunda como en tercera). Estas tres opciones se pueden encontrar en sleeper class o en ac. La diferencia entre una segunda o tercera en ac respecto a sleeper es que tienes cortinas, te dan sábanas y mantas, tienen obviamente aire acondicionado y las ventanas están cerradas (importante para que no suban pequeños animalillos o te toquen mientras duermes en las estaciones). Todo esto viene a un precio casi diez veces mayor, aunque para un trayecto de 12 horas sería entre pagar 12€ por ac o 2€ por sleeper. Por cierto es difícil encontrar trenes con vagones con asientos y con cafetería, o por lo menos nosotros no hemos encontrado ninguno.

Dentro del tren hay mucha vidilla, la gente sube y baja, hay vendedores pasando todo el rato con té, café, bebidas y todo tipo de comidas, familias enteras de tertulia, movimiento de gente de un lado para otro. Si quieres dormir fuera de horas es algo complicado pero por lo menos de 11pm a 6am se respeta algo de silencio y se apagan todas las luces (claro eso si no tienes la suerte de que tus compis de vagón lleguen o se apeen a esas horas).

Todos los trenes que hemos visto son larguísimos, como mínimo 20 vagones. Esto supone que cuando para en una estación unos minutos, tengas claro dónde está tu vagón, pero generalmente no es problema porque o bien electrónicamente o en algún papel en la estación te indica siempre donde está el tuyo. Luego en la puerta de cada uno hay un papel impreso con los nombres de todos lo que van en el vagón y el asiento correspondiente. Una organización increíble dado el gran número de trenes que recorren la India cada día.

Todos los trenes que hemos cogido han llegado sorprendentemente en hora ya que nos habían asustado con historias de hasta 24 horas de retraso y 4-5 horas como norma. Es verdad que para llegar al destino ya no lo son tanto ya que en trayectos largos muchas veces les toca esperar a que pase algún otro tren con el que comparten vía y al final llegas 1-2 horas más tarde de lo previsto.

El equipaje para subir al tren es mejor que sea cuanto más pequeño mejor porque no hay mucho espacio para dejarlo. Se puede dejar debajo de la litera pero hay que contar que el de los demás también irá ahí, y que tampoco es muy alta. Por otra parte, en general las guías recomiendan usar una cadena y candarlo. La verdad que a nosotros no nos ha parecido muy peligroso, pero por si acaso, si que pusimos los objetos de más valor en una mochila pequeña al lado nuestro.

La comida en el tren es muy barata, lo mismo que en las estaciones. El té vale 4 o 5 rupias (7centimos). El desayuno de bocata de tortilla 20Rps (26 centimos) y un tali (arroz con vegetales y pan indio) unas 30 Rps (40 centimos). Eso sí, las hay mejores y peores. Nosotros nos solíamos subir algún sándwich, patatas… aunque de tantas veces que pasan con comida siempre acabábamos pillando algo (las samosas del trayecto Mumbai a Delhi fueron especialmente buenas)

En las ciudades grandes hay varias estaciones de tren, con lo cual hay que fijarse muy bien de cuál sale el tuyo. En general en las ciudades grandes son demasiado caóticas y llenas de gente, con infinitos andenes y hay que llegar con algo de antelación para conseguir entender dónde está tu tren. Como es lógico, en los pueblos es mucho más manejable con sólo dos andenes y generalmente mucho más limpias e higiénicas. Por cierto, en nuestro camino al sur de la India desde Delhi, más o menos a mitad de camino notamos una diferencia considerable en las estaciones. Al principio había mucha gente durmiendo en el suelo, mucha suciedad y un olor muy fuerte y de repente a partir de una determinada estación, empezaron a ser bastante limpias, la gente sentada normalmente, sin olores extraños… no sabemos si fue real o es que ya llevábamos muchas horas metidos en el tren.

En fin, el tren es una buena forma de moverte por la India, muy barata, sobre todo en según qué clases, pero que hay que echarle tiempo. El trayecto más corto que hemos hecho ha sido de unas 10 horas y el más largo 35 horas. Creemos que ese es el límite porque si nos dicen que tenemos que estar dos horas más habríamos lanzado una bomba ninja en la primera estación que hubiéramos pillado!!!

jueves, 19 de noviembre de 2009

Vacaciones en Goa

La verdad es que incluimos Goa en nuestro recorrido porque nos pillaba de paso entre Hampi y Mumbai. Lo que habíamos leído no lo ponía demasiado bien y la gente tampoco hablaba maravillas pero pensamos que 4 días de playita no podían sentar mal a nadie. Ahora que estamos camino de Mumbai, nos alegramos bastante de la elección porque después de tanto ver cosas, relajarte en una playita y comer pescado fresco en una terracita junto al mar no es tan mal plan.
Goa fue colonia portuguesa hasta 1961 y eso se nota en toda la región, sobre todo en las casas que son muy distintas a las del resto de India y en que aprox. un 30% de la población son cristianos y de ahí la gran cantidad de iglesias que hay. Goa fue primero paraíso hippy en los años 60 y 70 para luego poco a poco convertirse en las playas elegidas por las vacaciones de los pudientes de la India y de muchos de los países del Este que encuentran aquí una temperatura perfecta a precios muy baratos.

Lo bueno de Goa es que ofrece playas para todos los gustos y si encuentras la que va con el tuyo, Goa se convierte en un destino perfecto. Las hay muy tranquilas, con mucha marcha y para familias y turismo local. La temperatura ahora en Noviembre era 30º durante el día y 28 por la noche. La temperatura del agua como la del Mediterráneo en verano y un paisaje tropical con abundante vegetación. En las terracitas de la playa sirven pescado recién traído a precios simbólicos y la cerveza es la más barata de toda la India.
Dicho esto, nosotros creemos que es genial como parada de relax si pilla más o menos de paso pero que si lo que se busca son unas vacaciones de sólo playa, las hay mejores en otros sitios. Sobre todo porque aquí el agua, aunque a muy buena temperatura, no está del todo limpia en algunos sitios y además está muy movida con lo cual estás nadando como si estuvieras en el Ganges, imposible ver a un cm bajo el agua. Tampoco hay mucha opción de hacer deportes acuáticos ni de snorkell en corales o buceo.

Nosotros hemos estado en 3 playas seguidas una después de otra al norte de Goa ; 3 noches en Mandrem, que es muy tranquila, sólo tiene unas pocas cabañas y restaurantes y puedes estar tranquilamente en la arena sin gente a tu alrededor y sin vendedores merodeando. Arambol que todavía conserva un aire bastante hippy y que tiene muchas tienditas, alojamientos y restaurantes. Ahí pasamos la última noche y la verdad que si se quiere un sitio animado sin estar masificado, este es un buen sitio. Por último fuimos andando a la siguiente playa “Sweet Lake”, tipo cala, paisaje perfecto y con un laguito interior con aguas termales. Esta es la penúltima playa al norte de Goa.

Los atardeceres en Goa son preciosos y hacer yoga con tu música favorita en playas casi desiertas de arena fina, blanca y completamente lisa es una experiencia genial. Después de esto, decidimos que teníamos que incluir mucha más playa en nuestros planes, algo así como una semana de ver cosas y otra de relax en la playa con un poquito de buceo, un poquito de yoga y un poquito de pescadito fresco!!!! Creemos que puede ser una buena combinación!


sábado, 14 de noviembre de 2009

Hampi, ruinas de un imperio en un paisaje único.

Llegamos primeramente a Hospet después de 5 horas en tren desde Anantapur. La distancia era corta pero entre que salimos a las 3 de la mañana, junto con que dormimos en tercera sleeper class con gente que bajaba y subía del tren cada 10 minutos más gran parte del ejército de la India durmiendo con los fusiles en sus literas, digamos que no dormimos mucho.

Tras coger un rickshaw en la estación de tren, llegamos a Hampi que se encuentra a unos 13 km y más concretamente a Viru , un pueblecito que está al otro lado del rio con mucho más encanto, para buscar alojamiento. La única posibilidad para cruzar el rio es una barquita que va y viene constantemente entre las 7 de la mañana y las 6 de la tarde. Una vez encontramos un alojamiento, nos instalamos en nuestra cabañita, muy chula y con una hamaca en el porche delante de unos arrozales; nos costó 450Rs (6 €) de lo más caro que se encuentra por aquí, pero sus vistas nos conquistaron.


Entre que decidíamos si salir a ver cosas o dormir un rato, el tiempo nos ayudó con la decisión, ya que empezó a llover a cántaros, así que nos fuimos a dormir. Estuvo lloviendo durante todo el día, con lo que no nos quedó más remedio que “disfrutar” de nuestra cabañita y hay que reconocer que nos vino fenomenal para descansar!

Al día siguiente decidimos que lloviera o no, íbamos a cruzar de nuevo el rio y visitaríamos Hampi ya que por lo que nos habían contado es muy interesante y no nos lo queríamos perder. Por suerte, aunque estuvo amenazando todo el día el tiempo nos dio una tregua y nos dejo hacer la visita tranquilamente, sin el calor sofocante que debe hacer aquí normalmente.

Hampi , antiguamente Vijayanagar, fue una de las ciudades más poderosas de su tiempo y capital de un Imperio desde el siglo XIV hasta el XVI, cuando fue conquistada por los musulmanes y la destrozaron casi por completo. En una superficie de aproximadamente 20 km cuadrados, se encuentran restos de templos, monolitos, bazares y ciudadelas, algunos de ellos muy bien conservados como el templo de Vitthala (conocido por el carro de piedra que alberga), el Lotus Mahal o los establos de los elefantes. También hay figuras gigantes hechas de una sola piedra como la de Gnesha y la de Narasimha.















Lo más espectacular no son ya los monumentos que se ven sino el paisaje en el que están situados, ya que está rodeado de montañitas llenas de rocas gigantes sueltas, con todo tipo de formas y muchas veces en equilibrio unas con otras. Además está el rio, también rodeado de este tipo de rocas y de fondo palmeras y plataneras dándole un aire tropical. El conjunto en si es muy relajante y muy atractivo a la vista.


Nos habíamos encontrado mucha gente que ha venido repetidamente a Hampi o que cuando viene se queda mucho más de lo previsto. Lo cierto es que es comprensible porque tiene un aire muy chill out y múltiples opciones para pasear, ir en bici o relajarse en una de las terracitas de los múltiples restaurantes de Hampi y Viru.

martes, 10 de noviembre de 2009

White Tiger, una perspectiva diferente de la India


En el tiempo que llevamos en la India nos hemos encontrado gente que nos han recomendado leer un libro bastante famoso aunque algo polémico que se llama White Tiger, el cual refleja las dificultades con las que se encuentran las clases más bajas para progresar en el escalafón social.

De una forma bastante irónica pero muy entretenida se narra la historia de Balran, un joven de un pueblo que pertenece a una de las castas más bajas y que entra a trabajar para una familia rica local como chofer de uno de los hijos.

A lo largo del libro va describiendo las dificultades que se encuentra el joven para poder prosperar así como la toma de decisiones que tiene que hacer, algunas realmente duras, para progresar, en una sociedad en la que se describen dos estratos, los que están en “el reverso tenebroso” (los pobres) y los que se encuentran en “el lado de la luz” (la clase rica).

Son muy interesantes las cuñas que va metiendo el autor para explicar diversos temas como el funcionamiento del sistema de castas, la tremenda influencia que ejercen las familias en las personas, la forma de hacer negocios en los estratos más altos o la curiosa teoría del hen cage (cajón de gallinas). Esto último en clara alusión a las cajas llenas de gallinas que hay en Jama Masjid en Old Delhi.

Resumiendo, un buen libro, entretenido y que permite a uno descubrir una India algo distinta a la que te enseñan en la Lonely Planet.

sábado, 7 de noviembre de 2009

Anantapur: La India de la Esperanza

Hemos pasado cuatro días en la Fundación Vicente Ferrer y además de que nos han tratado maravillosamente hemos visto una India que nos ha encantado, nos ha llenado de alegría, nos ha emocionado y realmente nos ha tocado el corazoncito.


La Fundación Vicente Ferrer lleva más de cuarenta años en la India ayudando a los más necesitados. Vicente Ferrer fue un visionario, un hombre de los que en cada generación nacen muy poquitos como él y que han nacido para mejorar el mundo y para que su trabajo perdure con el tiempo. Desde hace unos pocos meses ya no está con nosotros pero la labor que hizo y la fundación que creó son imparables. Su mujer Anna con parte de la familia y un equipo de más de dos mil personas trabajan para que todo esto funcione y cada vez sean capaces de llegar a más personas necesitadas. El engranaje funciona increíblemente y la gestión es tan profesional que posiblemente ni las mayores multinacionales tengan este nivel de excelencia.

Los proyectos en los que trabajan son muchísimos y aunque comiencen otros nuevos siempre le dan una continuidad a todo lo que empiezan. Nosotros visitamos un hospital general, uno especializado en VIH, un centro de planificación familiar, un centro para niños discapacitados (donde por cierto estaban haciendo un festival donde competían haciendo dibujos, figuras… y es impresionante de lo que son capaces), un proyecto de microcréditos a mujeres, una escuela puente para niños que tienen que abandonar la escuela, una escuela de apoyo extraescolar… y esto es una parte mínima de todo lo que aquí la fundación ha hecho, ya que llega a más de dos mil pueblos proporcionándoles educación, sanidad, viviendas y sobre todo desarrollando a los más necesitados, a las castas más bajas, a los niños y a las mujeres.












La guinda del pastel de nuestra visita ha sido la visita a nuestra niña apadrinada. Era algo que teníamos muchas ganas desde hace tiempo y cuando el momento se acercaba la verdad que teníamos un poquito de nervios. Por la mañana nos llevaron en uno de los jeeps al pueblo que estaba a unos 40km; previamente paramos en Anantapur para comprarles unos regalos para la familia: Sari para la madre, falda y blusa para nuestra niña (que ya tiene doce años), una camisa y un longui para el padre (tela que se enrollan a modo de pantalón los hombres) y para el hermano mayor un bate de criket con unas pelotas, ya que aquí les encanta jugar. Teníamos un poquito de miedo de que no les gustaran porque aquí los gustos en ropa son tan distintos a los occidentales que la elección la verdad que ha sido complicada.

Cuando hemos llegado nos estaban esperando con unos collares enormes de flores y una serie de obsequios para comer y beber. Hemos tenido la suerte de poder pasar con ellos más de una hora hablando sobre nosotros y sobre ellos y la verdad que ha sido una experiencia genial. Nuestra niña es muy buena estudiando y quiere hacer medicina, así que nos sentíamos muy orgullosos de sus buenas notas. Ellos también estaban muy interesados en nosotros y en nuestras familias así que gracias a un traductor nos hemos podido poner al día. La verdad que ahora cada vez que recibamos noticias suyas a través de las cartas, correremos a leerla palabra por palabra para saber qué tal se encuentran y nos los imaginaremos en su pequeña casita pero con las caras sonrientes y de amabilidad con las que nos han recibido.



Después de todo lo que hemos visto queríamos titularlo la India de la esperanza porque a pesar de que Anantapur era una de las zonas más pobres de toda la India (son fundamentalmente agricultores pero sólo tres cuatro meses al año tienen cultivos debido al clima desértico que tienen), cuando estás aquí no lo sientes así. La Fundación ha conseguido desarrollar mucho la zona a través de mucha inversión pero también cambiando la mentalidad de la gente y las costumbres más arraigadas, que posiblemente sea lo más difícil de conseguir. Ahora los niños van a la escuela y muchos de ellos llegan a médicos e ingenieros partiendo de padres analfabetos, las familias ahora son de 2 o 3 niños máximo, las personas enfermas pueden recibir un tratamiento, incluidas las de sida, los minusválidos no son abandonados por sus familias y se integran en la sociedad, las mujeres llevan dinero a casa y crean sus propias empresas, el campo produce más gracias a multicultivos, árboles frutales y regadío por goteo…



En definitiva una India que aunque sigue siendo pobre (viven en casitas muy pequeñitas, de unos 20 metros cuadrados con dos habitaciones, en una la cocina y despensa y en otra duermen todos en el suelo, sin muebles, sin agua corriente y sin baño) tienen un futuro muy prometedor y donde la siguiente generación seguro tendrá una vida con mejores condiciones que la que tuvieron sus padres.