sábado, 7 de noviembre de 2009

Anantapur: La India de la Esperanza

Hemos pasado cuatro días en la Fundación Vicente Ferrer y además de que nos han tratado maravillosamente hemos visto una India que nos ha encantado, nos ha llenado de alegría, nos ha emocionado y realmente nos ha tocado el corazoncito.


La Fundación Vicente Ferrer lleva más de cuarenta años en la India ayudando a los más necesitados. Vicente Ferrer fue un visionario, un hombre de los que en cada generación nacen muy poquitos como él y que han nacido para mejorar el mundo y para que su trabajo perdure con el tiempo. Desde hace unos pocos meses ya no está con nosotros pero la labor que hizo y la fundación que creó son imparables. Su mujer Anna con parte de la familia y un equipo de más de dos mil personas trabajan para que todo esto funcione y cada vez sean capaces de llegar a más personas necesitadas. El engranaje funciona increíblemente y la gestión es tan profesional que posiblemente ni las mayores multinacionales tengan este nivel de excelencia.

Los proyectos en los que trabajan son muchísimos y aunque comiencen otros nuevos siempre le dan una continuidad a todo lo que empiezan. Nosotros visitamos un hospital general, uno especializado en VIH, un centro de planificación familiar, un centro para niños discapacitados (donde por cierto estaban haciendo un festival donde competían haciendo dibujos, figuras… y es impresionante de lo que son capaces), un proyecto de microcréditos a mujeres, una escuela puente para niños que tienen que abandonar la escuela, una escuela de apoyo extraescolar… y esto es una parte mínima de todo lo que aquí la fundación ha hecho, ya que llega a más de dos mil pueblos proporcionándoles educación, sanidad, viviendas y sobre todo desarrollando a los más necesitados, a las castas más bajas, a los niños y a las mujeres.












La guinda del pastel de nuestra visita ha sido la visita a nuestra niña apadrinada. Era algo que teníamos muchas ganas desde hace tiempo y cuando el momento se acercaba la verdad que teníamos un poquito de nervios. Por la mañana nos llevaron en uno de los jeeps al pueblo que estaba a unos 40km; previamente paramos en Anantapur para comprarles unos regalos para la familia: Sari para la madre, falda y blusa para nuestra niña (que ya tiene doce años), una camisa y un longui para el padre (tela que se enrollan a modo de pantalón los hombres) y para el hermano mayor un bate de criket con unas pelotas, ya que aquí les encanta jugar. Teníamos un poquito de miedo de que no les gustaran porque aquí los gustos en ropa son tan distintos a los occidentales que la elección la verdad que ha sido complicada.

Cuando hemos llegado nos estaban esperando con unos collares enormes de flores y una serie de obsequios para comer y beber. Hemos tenido la suerte de poder pasar con ellos más de una hora hablando sobre nosotros y sobre ellos y la verdad que ha sido una experiencia genial. Nuestra niña es muy buena estudiando y quiere hacer medicina, así que nos sentíamos muy orgullosos de sus buenas notas. Ellos también estaban muy interesados en nosotros y en nuestras familias así que gracias a un traductor nos hemos podido poner al día. La verdad que ahora cada vez que recibamos noticias suyas a través de las cartas, correremos a leerla palabra por palabra para saber qué tal se encuentran y nos los imaginaremos en su pequeña casita pero con las caras sonrientes y de amabilidad con las que nos han recibido.



Después de todo lo que hemos visto queríamos titularlo la India de la esperanza porque a pesar de que Anantapur era una de las zonas más pobres de toda la India (son fundamentalmente agricultores pero sólo tres cuatro meses al año tienen cultivos debido al clima desértico que tienen), cuando estás aquí no lo sientes así. La Fundación ha conseguido desarrollar mucho la zona a través de mucha inversión pero también cambiando la mentalidad de la gente y las costumbres más arraigadas, que posiblemente sea lo más difícil de conseguir. Ahora los niños van a la escuela y muchos de ellos llegan a médicos e ingenieros partiendo de padres analfabetos, las familias ahora son de 2 o 3 niños máximo, las personas enfermas pueden recibir un tratamiento, incluidas las de sida, los minusválidos no son abandonados por sus familias y se integran en la sociedad, las mujeres llevan dinero a casa y crean sus propias empresas, el campo produce más gracias a multicultivos, árboles frutales y regadío por goteo…



En definitiva una India que aunque sigue siendo pobre (viven en casitas muy pequeñitas, de unos 20 metros cuadrados con dos habitaciones, en una la cocina y despensa y en otra duermen todos en el suelo, sin muebles, sin agua corriente y sin baño) tienen un futuro muy prometedor y donde la siguiente generación seguro tendrá una vida con mejores condiciones que la que tuvieron sus padres.

5 comentarios:

  1. Qué caña!! Cómo se llama la niña? y cómo gestionásteis el visitarla?..nos comentásteis que era difícil poder verla....

    Ah! y lo de los trenes indios "pelín inseguros" es leyenda urbana o hay algo de cierto?

    Un gusto seguir sabiendo de vosotros..Marisol, te queda muy bien el sari!! jajaja

    Besos y abrazos..

    Alfredo

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  2. hola chicos
    Estamos emocionados leyendo vuestro relato,nos transmitis una gran ternura al conocer a la niña a la que tambien consideramos un poco nuestra.La India no deja a nadie INDIFERENTE.Este va a ser un gran viaje, y tambien una manera muy diferente de ver la vida.¡¡¡Besos¡¡¡¡Ara & Luis

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  3. qué emoción! es una maravilla poder ir a la Fundación Vicente Ferrer, chicos sois unos afortunados! Además, pudisteis conocer a vuestra niña!, madre mía!, se me han puesto los pelillos de punta leyendo vuestro relato!
    Animo, seguid así, que el viaje está teniendo una pinta estupenda! muchos besos desde España! Cartu

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  4. Que historia!!! la verdad que tengo el algrimote a punto de aflorar, que envia (sana) me produce.Seguir disfrutando
    BRC

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  5. Es precioso, qué emoción ver a vuestra niña y su familia, el poder conocerlos y compartir un ratillo con ellos!! A mi si me ha caído el lagrimón leyendo vuestra historia. No tengo que deciros que disfrutéis porque cada día puedo comprobar que lo estáis haciendo al máximo. Un besazo super fuerte.ENCA

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