Llegar a China fue más fácil de lo que suponíamos: desde Hong Kong cogimos un metro y nos fuimos hasta la última parada (a unos 30 minutos), donde estaba la frontera y una vez ahí, la cruzamos andando... qué ilusión, por fín estábamos en China!. Cuando estuvimos en Vietnam hace unos años la habíamos visto a lo lejos, tras un río fronterizo y nos habíamos quedado con las ganas de saber qué había detrás, lo mismo que la primera vez que estuvimos en Hong Kong, así que ahora por fin, estábamos ahí y la verdad que alucinábamos.
Al cruzar la frontera entras de lleno en la ciudad de Shenzen, en la provincia de Guangdong, una ciudad que pasó sorprendentemente en sólo una década de tener unos miles de habitantes a más de 10 millones. Esto se debió a que en los años 80 la nombraron “zona económica especial”, y se le concedió todo tipo de facilidades y garantías para atraer empresas, lo cual desató un boom demográfico sin precedentes. Es más, aún hoy está creciendo a un ritmo vertiginoso y eso se nota, en la construcción y en lo nuevos que son todos los edificios.
Desde Shenzen cogimos, una vez más, un tren cama que nos llevaría hasta Guilin, provincia de Guangxi. Lo más destacable de esta ciudad y sus alrededores son sus formaciones kársticas (según Lulo son las montañitas de la serie "bola de dragón"), que cubren todo el paisaje, sobresaliendo por encima de la ciudad y bordeando ríos y carreteras. Guilin es una ciudad bastante grande, pero el centro es muy manejable con calles peatonales repletas de tiendas y restaurantes. Nos dedicamos a pasear y a ver algunas de las cosas más típicas, entre ellas subir al Pico de la Belleza Solitaria, una de las muchas montañas que lo rodean.
Desde Guilin hicimos una excursión a las terrazas de arroz del Dragon Backbone y aunque estuvo muy entretenida y se suponía que eran una pasada, sinceramente las hemos visto mucho más espectaculares en otros sitios como Nepal o Vietnam. En su defensa hay que decir que quizás es la peor época del año porque el arroz ya ha sido recolectado y todavía no han caído las primeras nieves… vamos, que nos parecieron un poco sosas.
A parte del paisaje, lo que si nos pareció muy interesante fueron los pueblos y las minorías étnicas que viven en ellos. Entre ellas visitamos un pueblo donde las mujeres no se cortan nunca el pelo y lo llevan recogido con una especie de moño. Antes de casarse, nadie puedes vérselo suelto porque el marido tiene que ser siempre el primero; si alguien se lo ve antes, no se podrán casar o tendrán que hacerlo con el que se lo haya visto (incluido occidentales!!!).
De Guilin fuimos a la ciudad de Yangshuo navegando por el río Li en una barca de bambú, disfrutando del paisaje y que para que os hagáis una idea de lo bonito que es, hasta en los billetes de 20 yenes aparece la imagen de la zona. La ciudad de Yangshuo es para quedarse días y días porque hay excursiones para hacer en bici o en barcas de bambú por el río, con paisajes y pueblos de una belleza natural excepcional. Además, la ciudad en sí también ofrece un montón de actividades y cosas que ver.
Nosotros estábamos en una guesthouse muy acogedora, tipo familiar, donde nos hacían tres comidas al día y comíamos en el salón de la casa con el resto de gente alojada (dos parejas de Inglaterra muy simpáticas); al final del día nos juntábamos para contarnos nuestras andanzas con una cena china que incluía unos 6 platos con comida variada para ir picando (nos hubiéramos quedado mínimo otra semana más!)
Aunque hemos estado poquitos días, en general, los chinos nos han parecido simpatiquísimos, se ríen enseguida y aunque es muy difícil comunicarte con ellos, es muy divertido intentar hacerlo con gestos y la verdad que se toman su tiempo e interés. Por otra parte, nos hemos encontrado con una China, al menos la parte sur, que está mucho más desarrollada de lo que pensábamos, todo coches nuevos, autopistas en perfecto estado, transportes que funcionan relativamente bien y todo bastante organizado y limpio (cosa que valoramos mucho después de estar en la India).
Además tienen dos cosas que les encantan y que a nosotros también: la primera, que están todo el día comiendo, con lo cual puedes encontrar comida a todas horas y en todos los sitios; la segunda, el tema de las compras. Tienen miles y miles de sitios para comprar con horarios extensísimos y en todas sus versiones: mercados, tiendas y miles de centros comerciales.
Al final, nos hemos quedado con un poco de pena por no estar más tiempo en China. Podríamos retrasar el billete y recorrerla mejor pero aquí empieza a hacer ya bastante frío y tenemos en mente las playas de Tailandia, y la verdad que eso tira mucho. La solución, volver en otro momento y recorrerla mucho más tranquilamente.
Mis queridos diamantitos:
ResponderEliminarMe alegra lo bien que lo estais pasando , pero veo que teneis intencion de repetir,pues vais
dejando sitios para un futuro viaje.
Os digo diamantitos poque son los mas fuertes , son brillantes, muy valiosos y os quiere todo el mundo. Sigo en GOA un poco ....
Todos bien.Millones de besos.Ara &Luis &Zarita
Hola chicos, he estado un poco desconectado por el puente que hemos estado por Adahuesca...
ResponderEliminarVeo (leo) que va todo muy bien y que seguís disfrutando...y que no se os ha olvidado montar en bici jeje
Por lo visto ya no estáis en China? ahora a Tailandia me parece leer...qué cosa tanto tiempo en India y tan poquito en China?
Bueno...besos a capazos......
Alfre.-