Desde que por primera vez vimos fotos de los Moais de la Isla de Pascua en libros de texto, teníamos el gusanillo de saber cómo sería esta isla tan enigmática. Con el tiempo, empezamos también a saber de teorías sobre una civilización desaparecida por el hecho de acabar con todos los árboles de la isla y no poder sobrevivir sin los mismos y nos aumentó la curiosidad.
Llegamos a esta Isla perdida en el Pacífico, con el miedo de que cuatro días fueran muchos para un terreno tan pequeño, (164 km cuadrados) pero nada más lejos de la realidad. La Isla de Pascua (también llamada Rapa Nui) tiene historias, costumbres, naturaleza y aventura para aburrir así que al final y paradójicamente, nos quedaron bastantes cosas por hacer por falta de tiempo!
Lo que más fascina de todo lo que rodea a los Moais es la escasa información que hay sobre los mismos. Tras continuas guerras internas y posteriores visitas de europeos, allá por el siglo XIX quedaron muy poquitos habitantes (un centenar aproximadamente) y de estos, se llevaron como esclavos a los hombres sabios, que eran quienes tenían el conocimiento de la escritura y quienes conservaban el saber de todas estas tradiciones, sin tiempo para transmitirlo a las siguientes generaciones. Esto hizo que se perdiera el conocimiento sobre esta parte que llaman aquí prehistoria, salvo alguna teoría que todavía circula de boca en boca entre los habitantes más longevos y que contribuye a aumentar la cantidad de teorías que existen.
De lo que nos contaron los guías y de lo que leímos en el museo, sacamos más o menos en claro lo siguiente:
• Los pobladores de la Isla de Pascua llegaron a partir del s.V (d.c) , al parecer de más de una zona del Pacífico aunque no está muy claro.
• La época de producción de los Moais va entre los siglos VIII y XVI y para ellos representaban a los familiares que habían muerto y que de esta manera les protegían.
• Los Moais se hacían con la cara similar al difunto y sólo la clase alta (denominada de orejas largas) podía tener un Moai. La plataforma donde se erigían era sagrada y así lo era también los alrededores donde se enterraban las cenizas del resto de la misma familia o tribu.
• En total se han encontrado cerca de 900 Moais, aunque se llegaron a erigir sólo unos 300, el resto quedaron en la cantera o por el camino. En general se encontraban al borde del mar pero mirando hacia dentro de la Isla, ya que era la forma de proteger a su tribu y de que la tribu los pudiera admirar. Por lo que se cree, era un pueblo que pensaba que vivía sólo en el mundo, con lo cual no tenían que defender la parte del mar porque no esperaban a nadie más.
• Dentro de los Moais hay muchas excepciones a lo que se hacía normalmente, así que por ejemplo, aunque siempre miraban hacia el interior, hay unos que miran hacia el mar, se dice que mirando al sitio hacia donde llegaron los primeros pobladores a la Isla. También son todo hombres salvo unos poquitos que se han encontrado con cuerpo de mujer pero con un material distinto para diferenciarlas. Todos están en posición erguida menos uno cerca de la cantera que está arrodillado y tiene la cara algo distinta y como con barbita (se dice que fue el maestro constructor al que tras morir los artesanos le hicieron uno mirando al volcán para que los protegiera y ayudara).
• Los Moais se tallaban en uno de los tres volcanes de la Isla, el Ranu Raraku, ya que la piedra de ese volcán era relativamente blanda y fácil de tallar (de hecho, el 95% salieron de aquí) y de ahí se transportaban al resto de la Isla (a veces más de 20 km, lo cual les llevaba más de un año). Los utensilios con que los tallaban eran bastante primitivos (no en vano estaban en una era megalítica todavía) y era simplemente una piedra de sílice dura a la que más adelante añadían un mango de madera. A pesar de la tecnología tan simple, si que tenían que pensar mucho para ver cómo moverlos de la ladera del volcán, así que al parecer les hacían una especie de quilla, que luego cortaban y el Moai deslizaba por la colina hacia abajo, para llegar a un foso donde caían y ahí, de pie, tallaban la parte de atrás y lo preparaban para el transporte a su lugar final.
Curiosamente los tallaban sin el hueco de los ojos y estos se hacían cuando se erigían, ya que se decía que cobraban vida (los que quedan en la cantera no lo tienen). El ojo se completaba con coral blanco y piedra volcánica roja o negra (sólo lo han conservado en uno en toda la Isla). Además, una vez el su destino, se les añadía también el pukao, una especie de sombrero de piedra más rojiza que representaba la forma en la que ellos llevaban su pelo largo.
Una de las cosas que más ha intrigado siempre a los historiadores es cómo los pudieron mover y una cuestión que queda inherente, ¿utilizaron troncos de árboles que llevaron a la deforestación y consecuentemente al declive de la civilización? En el museo exponen al menos 6 teorías de cómo podrían haberlo hecho. Varias de ellas implicarían troncos de árboles, bien haciendo como de balsa que va deslizando, bien usándolos como rieles sobre los que van otros troncos o en distintas formas. También hay otra teoría bien curiosa que parte de alguna tradición oral en la que dicen que andaban, así que se cree que podrían haber inclinado una parte y luego la otra, haciendo el efecto cómo si anduvieran.
Fuera de una forma u de otra, lo cierto es que se convirtió en cierta obsesión (dado el gran número de Moais y de todos los que quedaron sin terminar en la cantera) y requería una cantidad de esfuerzo muy grande por parte de la población. Una población demasiado grande para el tamaño de la isla, junto con la cantidad de energía que requería la producción de los Moais, más posiblemente un descenso en la vegetación y árboles de la isla, provocaron intensas guerras de poder por los recursos. Cuando una tribu ganaba y se apoderaba de una zona, tiraba al suelo los Moais de la anterior ya que estos representaban a los guerreros que les protegían y obviamente no podían tener a los antepasados de sus enemigos observándoles. Esto llevó a que cuando llegaron los europeos estaban todos en el suelo y gracias a un trabajo de restauración importante hoy en día hay muchos levantados y se pueden observar cómo fueron en su época de esplendor.
Teorías y leyendas aparte, observar estos Moais es algo impresionante. Es una belleza para la vista y algunos de ellos se encuentran en parajes increíbles. Además el hecho de estar rodeaos de este misterio y de que sea algo que no se ve en ninguna otra parte del mundo, lo hace tan único y espectacular que a nosotros por lo menos nos ha dejado fascinados.
Lo que más fascina de todo lo que rodea a los Moais es la escasa información que hay sobre los mismos. Tras continuas guerras internas y posteriores visitas de europeos, allá por el siglo XIX quedaron muy poquitos habitantes (un centenar aproximadamente) y de estos, se llevaron como esclavos a los hombres sabios, que eran quienes tenían el conocimiento de la escritura y quienes conservaban el saber de todas estas tradiciones, sin tiempo para transmitirlo a las siguientes generaciones. Esto hizo que se perdiera el conocimiento sobre esta parte que llaman aquí prehistoria, salvo alguna teoría que todavía circula de boca en boca entre los habitantes más longevos y que contribuye a aumentar la cantidad de teorías que existen.
De lo que nos contaron los guías y de lo que leímos en el museo, sacamos más o menos en claro lo siguiente:
• Los pobladores de la Isla de Pascua llegaron a partir del s.V (d.c) , al parecer de más de una zona del Pacífico aunque no está muy claro.
• La época de producción de los Moais va entre los siglos VIII y XVI y para ellos representaban a los familiares que habían muerto y que de esta manera les protegían.
• Los Moais se hacían con la cara similar al difunto y sólo la clase alta (denominada de orejas largas) podía tener un Moai. La plataforma donde se erigían era sagrada y así lo era también los alrededores donde se enterraban las cenizas del resto de la misma familia o tribu.
• En total se han encontrado cerca de 900 Moais, aunque se llegaron a erigir sólo unos 300, el resto quedaron en la cantera o por el camino. En general se encontraban al borde del mar pero mirando hacia dentro de la Isla, ya que era la forma de proteger a su tribu y de que la tribu los pudiera admirar. Por lo que se cree, era un pueblo que pensaba que vivía sólo en el mundo, con lo cual no tenían que defender la parte del mar porque no esperaban a nadie más.
• Dentro de los Moais hay muchas excepciones a lo que se hacía normalmente, así que por ejemplo, aunque siempre miraban hacia el interior, hay unos que miran hacia el mar, se dice que mirando al sitio hacia donde llegaron los primeros pobladores a la Isla. También son todo hombres salvo unos poquitos que se han encontrado con cuerpo de mujer pero con un material distinto para diferenciarlas. Todos están en posición erguida menos uno cerca de la cantera que está arrodillado y tiene la cara algo distinta y como con barbita (se dice que fue el maestro constructor al que tras morir los artesanos le hicieron uno mirando al volcán para que los protegiera y ayudara).
• Los Moais se tallaban en uno de los tres volcanes de la Isla, el Ranu Raraku, ya que la piedra de ese volcán era relativamente blanda y fácil de tallar (de hecho, el 95% salieron de aquí) y de ahí se transportaban al resto de la Isla (a veces más de 20 km, lo cual les llevaba más de un año). Los utensilios con que los tallaban eran bastante primitivos (no en vano estaban en una era megalítica todavía) y era simplemente una piedra de sílice dura a la que más adelante añadían un mango de madera. A pesar de la tecnología tan simple, si que tenían que pensar mucho para ver cómo moverlos de la ladera del volcán, así que al parecer les hacían una especie de quilla, que luego cortaban y el Moai deslizaba por la colina hacia abajo, para llegar a un foso donde caían y ahí, de pie, tallaban la parte de atrás y lo preparaban para el transporte a su lugar final.
Curiosamente los tallaban sin el hueco de los ojos y estos se hacían cuando se erigían, ya que se decía que cobraban vida (los que quedan en la cantera no lo tienen). El ojo se completaba con coral blanco y piedra volcánica roja o negra (sólo lo han conservado en uno en toda la Isla). Además, una vez el su destino, se les añadía también el pukao, una especie de sombrero de piedra más rojiza que representaba la forma en la que ellos llevaban su pelo largo.
Una de las cosas que más ha intrigado siempre a los historiadores es cómo los pudieron mover y una cuestión que queda inherente, ¿utilizaron troncos de árboles que llevaron a la deforestación y consecuentemente al declive de la civilización? En el museo exponen al menos 6 teorías de cómo podrían haberlo hecho. Varias de ellas implicarían troncos de árboles, bien haciendo como de balsa que va deslizando, bien usándolos como rieles sobre los que van otros troncos o en distintas formas. También hay otra teoría bien curiosa que parte de alguna tradición oral en la que dicen que andaban, así que se cree que podrían haber inclinado una parte y luego la otra, haciendo el efecto cómo si anduvieran.
Fuera de una forma u de otra, lo cierto es que se convirtió en cierta obsesión (dado el gran número de Moais y de todos los que quedaron sin terminar en la cantera) y requería una cantidad de esfuerzo muy grande por parte de la población. Una población demasiado grande para el tamaño de la isla, junto con la cantidad de energía que requería la producción de los Moais, más posiblemente un descenso en la vegetación y árboles de la isla, provocaron intensas guerras de poder por los recursos. Cuando una tribu ganaba y se apoderaba de una zona, tiraba al suelo los Moais de la anterior ya que estos representaban a los guerreros que les protegían y obviamente no podían tener a los antepasados de sus enemigos observándoles. Esto llevó a que cuando llegaron los europeos estaban todos en el suelo y gracias a un trabajo de restauración importante hoy en día hay muchos levantados y se pueden observar cómo fueron en su época de esplendor.
Teorías y leyendas aparte, observar estos Moais es algo impresionante. Es una belleza para la vista y algunos de ellos se encuentran en parajes increíbles. Además el hecho de estar rodeaos de este misterio y de que sea algo que no se ve en ninguna otra parte del mundo, lo hace tan único y espectacular que a nosotros por lo menos nos ha dejado fascinados.
ey!!! he sido la primera en leeros...jajaja, estaba tranquilamente viendo vuestras historias pasadas y se me a actualizado con los Moais...
ResponderEliminarGuapos!!!!
besitos,
Merche
perdón se me "ha" actualizado...
ResponderEliminarChicos!!! Vaya viajecito!!! qué lejos queda ya la India, no? habrá que volver a hacerlo todo, no vaya a ser que se nos olvide!
Un beso muy enorme,
Merche la co-bloguera clandestina :p
La mítica Rapa Nui !!! Esto es mejor aún que lo de los tiburones...muy bien contada la historia de los Moais y el misterio que los envuelve...ni los documentales de la 2 lo hubiesen hecho mejor!!
ResponderEliminarLo de los nombres de los lugares que mostráis en las fotos os los apuntáis no?? jajaja porque acordarse que si Ranu Raraku....o Ahu Tongariki entre otros, tiene tela...
El moai al que le quedan ojos y sombrero debe impresionar de cerca...estando allí y dejando volar la imaginación puedes imaginar a las antiguas tribus que los tallaron y su vida allí...a mi me encantan esas cosas!! Por cierto, qué fauna vive por esos lares? es nula la vegetación que queda?
Bueno chicos, esperamos impacientes la siguiente entrega....
Muchos besos
Alfredo.-
Qué pasada de sitio! Y muy interesante vuestro blog!! Acabo de descubrirlo y me ha encantado cómo contáis la historia de los Moais!!
ResponderEliminarUn saludo