La Isla de Pascua, mucho más que Moais

Nosotros, para que nos vamos a engañar, habíamos venido a la isla por los Moais y de hecho no sabíamos mucho más de la Isla. Seguro que esto es igual para la gran cantidad de viajeros que llegan a esta isla tan remota. Pero para los que aquí llegan, la Isla los recibe con mucho más que un pasado misterioso.

En Rapa Nui viven unos 5 mil habitantes, la mayoría de ellos descendientes de los primeros pobladores de la Isla y todos ellos concentrados en un único pueblo (Hanga Roa). La Isla es una de las más remotas del mundo ya que se encuentra a unos 4 mil km de distancia tanto de Chile continental como de Polinesia y la mayoría de viajeros llegan o bien a su aeropuerto, que recibe generalmente un vuelo o dos al día o vía cruceros, de los que dan la vuelta al mundo y que tardan 7 días en llegar desde Chile. Tiene forma triangular con un volcán en cada vértice y su origen es eminentemente volcánico, siendo la mayor parte de la costa bastante abrupta y con acantilados.


Culturalmente es una isla muy interesante ya que está llena de leyendas y tradiciones que le dan un aire místico. Hoy en día los Rapa Nui siguen siendo un pueblo con unas raíces muy profundas y muy orgullosos de su cultura. En la visita a la Isla, se pueden observar danzas y cantos típicos y mucho más aún, si se tiene la suerte de venir la primera semana de Febrero cuando tiene lugar un festival donde rememoran muchas de estas costumbres antiguas además de diversas competiciones deportivas.

Además, existe una etapa en la historia de la Isla que aunque mucho menos conocida, también es muy curiosa e interesante. Cuando dejaron de hacer los Moais por la escasez de recursos y guerras que hubo, la Isla quedó muy fragmentada en tribus y para ver quién tenía el control de la Isla se les ocurrió una forma muy ingeniosa de hacerlo. Cada año, hacían una competición y el que ganaba reinaba ese año en la Isla con una gran serie de privilegios muy importantes durante ese periodo.

En los siglos XVIII y XIX, y durante unos días al año, se reunían las distintas tribus en un lugar elegido con una simbología extrema (entre el crater de Ranu Kau y el océano, en una villa en lo alto que construyeron para tal propósito llamada Orongo). Aquí se reunía la gente del pueblo en un ambiente festivo mientras un representante de cada tribu participaba en la competición conocida como “el culto al hombre-pájaro”, por la cual tenían que ir nadando a un islote cercano, coger el primer huevo de una determinada ave y volver con él intacto. El primero en llegar recibía la recompensa de que su tribu gobernara un año entero, además de una serie de compensaciones y derechos. Esto lo siguieron haciendo hasta que llegaron los misioneros holandeses allá por el año 1860 y acabaron con esto por considerarlo un rito pagano.



A nivel de naturaleza, sorprende al llegar que apenas hay árboles, sólo unos pocos que han repoblado. El resto es tierra rojiza muy árida, pero que contrasta enormemente con el azul del mar y las negras rocas volcánicas. En cuanto a animales, no hay realmente grandes animales autóctonos como en otras islas. Esto sí, caballos y perros hay a patadas.

Para ver la Isla se pueden hacer muchos trekkings. Destacan los que suben a los distintos volcanes de entre 4 y 8 horas de duración aunque también hay alguna ruta por cuevas muy interesante y es que no en vano la isla está llena de cuevas formadas por canales de lava, algunas hasta de varios km. Nosotros subimos al cráter del Ranu Kau y nos pareció espectacular y bastante único (ahí queda la foto como prueba)


Tiene 3 playas donde aparte de bañarse jugando con las olas y viendo de frente los Moais, también se puede hacer surf y snorkel. Nosotros nos habíamos quedado con ganas de ver tortugas en Polinesia porque era muy caro y además sólo las podías ver de lejos, no bañarte con ellas porque estaban protegidas. Aquí en Isla de Pascua, hay una colonia de tortugas viviendo en la playa del mismo pueblo (Playa Pea) donde haciendo snorkel las ves inmediatamente y son bastante grandres y divertidísimas, y todo ello gratis!.


También es bastante único su buceo, debido a la excelente visibilidad que tiene (70m en algunos sitios). Eso sí, en detrimento del número de animales a ver, ya que apenas tiene plancton suspendido en el agua. Nosotros hicimos una inmersión a 30 m donde pasamos por un par de arcos y vimos algunos pececitos. Lo dicho anteriormente, impresionante la visibilidad, pero en cuestión de peces, nada novedoso.




Por último, pudimos conocer a Alfredo, un familiar nuestro por parte de Lulo (sobrino nuestro) que trabajaba aquí en la Isla y con el que compartimos una fantástica velada y en la que nos contó más pormenorizadamente detalles de la Isla. Sin duda alguna, un encuentro muy emotivo y que puso la guinda a nuestra estancia en Rapa Nui.